DANZAR

Danzar

(A Edilberto Borjas, mi hermano del Consejo De Cultura Cantarranas)

En el filo de la navaja con la sangre de los ríos que se van sin retorno a precio de concesión minera de baratija en el país de las mil maravillas de la movida y el atraco y de la gente a la que le vale verga y lanza las basuras en la cara del planeta como si fueran piropos a la madre que los parió.

En el revés de los vuelos en la mirada de la Niña de los Ríos, que sentada en una piedra del torrente te sonríe y le sonríe a la poza de tu corazón, en el verde “que te quiero verde” de un pálpito, de un nacimiento, de darse las manos, de un te quiero.

En el eco del rocío de una lluvia que no alcanza a llegar a los desiertos de los folios de la Constitución en la finísima entrada de la tinta por la pupila de los padres y las madres de la patria en su aprendizaje de violarla cuantas veces sea necesaria.

En la flor de la vitrola de los recuerdos de todos los tiempos que somos capaces de retener en un respiro mientras se incendia un bosque, un pozo de petróleo, un país invadido, una humanidad asesinada y desarraigada cuyos restos se lanzan al mar en busca de refugio en la zozobra del neoliberalismo en la plenitud de fronteras e ideas de humanidad cercada por muros, diplomáticos y banqueros, políticos, arsenales y alambradas bajo argumentos de náuseas.

En la telaraña de tropiezo de la serpiente del amanecer confundida por el canto de los pájaros que felices parlotean de cómo pese todo, la poesía, la música, la danza, el teatro, los pinceles, la fe en los demás, alegra y da solidaridad, confía dando la mano, el alma, la vida porque todo sea mejor, bien, lindo y cariñoso, plenitud de vida, alegría de vivir con los demás, con uno mismo y en todo uno, corazón del cielo y de la tierra, un universo, un instante en la suma de los tiempos.

29-7-2017. 

-Candelario Reyes García

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