Presidente

Presidente Mel,
del poder elector y la asamblea popular
-que es un sueño martiano
y una vocación morazánica-
no adivinamos, nunca creímos,
que usted iba a romper el protocolo
del estado del contubernio y la deshonra
y que iba a ser usted el hombre
con nombre propio, campechano,
versátil artista de pueblo,
de buen respiro y timbre claro,
de jodido por aliado del bien,
jodidazo y mal educado como se debe,
con los pantalones bien puestos,
capaz de rehabilitar las malas palabras
de la decencia ciudadana:
autodeterminación de los pueblos,
soberanía
y antiimperialismo.
Bandido Mel,
insolente de la madrugada,
cuando raya el Alba,
y dice no, cuando es no
y dignifica el sí
de lo que sí es bueno para los pobres,
y que lava la cara a los hondureños,
hasta hoy:
incognitos,
indocumentados, agüevados, con baja estima
y nada de sentido de pertenencia.

Por Dios, hombre
¡Qué escándalo!
tiene usted asustados a los periódicos,
a sus dueños,
condueños
y pedigüeños de la palabra y el abuso.
Mire y no lo acusen de terrorista
¡cuidado se atreve a más,
que tienen listo el decreto 98,
la 38 especial 6 tiros
o el escuadrón 3-16, por si acaso!

Mel, lo ven por lo alto y se lo quieren bajar
lo quieren joder,
que lo van jodiendo
porque usted los arrienda;
entonces lo joden y lo difaman
¡entienda!
usted sólo debe ser el presidente número….
y ellos gobernar,
o por lo menos,
que de usted sea la comedia y de ellos el poder.
¡Joder!
¡Mel, usted y sus nuevos amigos!
¡Vea,
no son a los que ellos mendigan
y la esperanza ajena asusta
y el susto crea confusión
y Judas, anda suelto, pidiendo monedas:
rintintín, rintintín, en la oscuridad!
¡Le temen al Alba!
la luz, para ellos es fatídica,
cuando no es negocio, movida y fraude.

¡Y claro,
claro oscuro,
ha venido siendo pintada la patria
y a usted se le ocurre que es latinoamericana,
de colores
y con opción para los pobres!
¡Poder, Mel!
que les ha jodido el cálculo
y se les salió de la calcomanía

-Candelario Reyes García

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