Existen muchas leyendas de amor,
historias de generales ya conocidas,
que por amor a la patria, la constitución y sus leyes,
en pandillas,
¡Zas!
Dan golpe de estado.
Amantes, sacan armas del armario
y veneno del corazón,
abren puertas virulentas
que después no podrán cerrar,
porque su bolsillo es sin fondo
y de espuria providencia su ley
que crece en crimen
y se vuelve más dura contra los indefensos.
Dicen, sí, lo hicimos por amor,
pues no conocen más amor que la violación
y demonios los llevan a salvo
diciéndoles al oído “ Sois inocentes”
Cada día
su industria encarniza urdimbres diabólicas,
tramas expertas
que no terminan de desquiciarse
en su circuito de corrupción
que tiene la ventaja del poder podrido.
Muertos, asaltos, desfalcos;
eso no es nada,
-predica el obispo auxiliar del cardenal- sólo la mínima parte del régimen sacrosanto
que hay que aprender a sufrir y comulgar.
El golpe es una cofradía entre partisanos,
ciudadanos del bien de la mentira
que proclaman reconciliación
¡Corte! ¡Borrón y golpe nuevo!
¡Corre cinta!
Asunto de amor emparedado en balas,
de constitución forzada,
golpes a la humanidad de los tontos útiles
que creen que existe la inocencia del amor,
graciosamente,
y que lo suyo es eso
que con dolor les paga.
Golpes a los que creen
que están a salvo porque no aman,
siendo indiferentes ante las víctimas
y la impunidad criminal.
Golpes a los pequeños
que no les agrada ser aplastados.
Candelario Reyes García
Octubre, 24, 2011.
En solidaridad con el abogado Enrique Flores Lanza
PRESO POLÍTICO.