Gabriela Rivadeneira Burbano
Yo le debo un poema a Manuelita Sáenz,
es una deuda de vida.
Manuelita,
Vida, Continente,
Mujer Liberación.
Me asomo a mi asombro
y te veo pasar
con el pueblo quiteño
a libertar al Libertador.
Siempre tan joven,
de belleza insurrecta
como si te poblara una mandarina
tu sonrisa de azahar.
Y la deuda es mayor
de verte,
es la de hacernos pueblo a tu lado.
Mujer de toda época de la dulzura de resucitar
toda América,
amante del amor y el heroísmo,
grito popular hasta en las grismas de los torrentes amazónicos,
sonrisa de satisfacción de los Andes
en el ánimo de la libertad,
cuando sales a las calles a la primera noticia
de que el Cóndor estaba secuestrado.
Llevas coronas de rosas,
ramitas y laureles
y las lanzas a los ímpetus de su pueblo
y avivas el pecho y el amor.
Así
tapiza de nuevo
las alamedas de esta promesa popular
en una América que es hoy
en la fragua de una revolución incontenible.
Manuelita amante,
amorosa pasión,
seductora y juvenil,
vehemente por las causas de Bolívar,
hoy vas por las calles de Quito
y los ánimos de todo Ecuador
colmada de decisión y belleza.
Yo,
todavía debo mi poema
a tu honor
de liberadora de Ecuador.
Vida de la vida,
te debo ese poema.
Candelario Reyes García
Poeta en Resistenci