Premio

Con la luna en el ojal de mis sueños
visto el pecho de mis afanes
y me doy de andariego
a buscar la fraternidad de esa tuna del desierto,
de esa espina en la miel de las risas
de ese fruto
en la coloración del ocaso
cuando el día se torna abuelo de briznas doradas
y la mama tierra
una parra de gracia
reinventado laberintos
en la piramidal concordia de la piedra
y la mano reflexiva.

Bajo esas laderas del tornasol y la eufonía,
dibujo un corazón en las espigas de mi respiración
para reorientar el regreso
y no volver donde partí.

Los terrenos bajo mis pasos
soportan la contrariedad de mis debilidades:
quisiera ser perfecto,
olvidando que soy humano,
por suerte,
no soy caminante solo
y hay muchos glosarios
buscando sitio en la memoria de la luz,
silbando,
cantando,
y dulcificando su locura de árboles, alas, gemas,
confines y horizontes.

Así te encuentro
en el espejo de tu ascenso,
y me digo,
omitiendo la duda y persistiendo en el cariño
¿Cómo volverme a ti sin perderte de vista?
Pero de nada me sirve la pregunta,
porque para entonces ya estás grabada en mis pupilas,
amistad que me prodigas
el significado de mi ruta por la vida.

Enero 2014.
Candelario Reyes García.

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