Cuando cae la noche, el mar se convierte en el guardián del cielo, velando por sus sueños para que, al amanecer, pueda imaginar las nubes que traerá el nuevo día. A veces, la una pasea por lo alto, mostrando su cara brillante mientras esconde la otra, o se queda dormida y entonces son las estrellas quienes despiertan, curiosas, observando cómo los astronautas les apuntan con sus telescopios o los navegantes ajustan sus astrolabios, siguiendoelbailede las constelaciones.