Publicar ha sido un desafío constante. Nada fácil. Comencé con un programa de radio dominical sobre cultura en Radio Ondas del Ulúa. Durante dos años, el programa, llamado “Guancasco Cultural”, ofreció noticias culturales del mundo y una guía de Educación para la Paz. Sin embargo, en 1981-82, las amenazas hacia el dueño de la radio forzaron el fin del programa. Lupita me conseguía materiales y muchos amigos, igual. Yo compartía lecturas de mi biblioteca con el público.
Posteriormente, lanzamos una revista escrita, logrando publicar hasta el número cinco, gracias al apoyo del programa PROAVEH. La falta de recursos nos llevó a crear “Hoja Voladora”, una publicación mimeografiada que se mantuvo durante tres años. El exilio nos llevó fuera del país por cuatro años, pero al regresar en 1989, fundamos el Centro Cultural Hibueras. Desde entonces, nos dedicamos a los “Parques de la Expresión”, jornadas de arte al aire libre realizadas de manera voluntaria. Moncho Bustillo, mimo y titiritero, amigo leal y hermano del alma, sigue siendo una figura clave en este equipo. A través de la Editorial Guardabarranco, publicamos memorias y revistas que documentaron nuestro trabajo. Los talleres de literatura dieron lugar a publicaciones como “Orquídea en Verso” y “Acuarela de Palabrear” “Cuenta tu cuento”, recopilando el talento de niños y jóvenes.
Igualmente, a nivel institucional se han publicado textos importantes de trabajo colectivo y de metodologías que debo reseñar aquí, como un reconocimiento del proceso formativo a nivel comunitario: “Escuela para Padres”, “Manual EDUCAPAZ”, “Guía Operativa de Redes Comunitarias”