— Palmerolo ¿Qué es lo que estás buscando con tanto afán?
— Un círculo
— ¿Un círculo?
— ¡Sí!
— ¿Qué círculo?
— El círculo perfecto
— ¡Ah! Entonces ve al agua, lanza una piedra y verás formarse esos círculos
— ¡No! No ese círculo que busco
— ¡Ah, sí!
— Busco un círculo de amigos, pero tiene que ser un círculo perfecto. Tengo amigos a lo burro,
pero no sé si conformarme con eso.
— Explícame
— ¡¿Cómo te puedo explicar lo que no he encontrado?!
— Sos un burro en realidad, ¡no es una mentira!
— ¿A qué te refieres?
— ¿Cómo puedes buscar lo que no sabes explicar?
— Ya te lo expliqué; hago lo que puedo, pero me parece que te estás envejeciendo, Poeta, o te
estás volviendo burro ¿No ves los problemas tan graves que tiene Honduras? Se está dividiendo.
¡Pues antes de que se divida más quiero afinar mi círculo más cercano de amigos! ¡Qué sea
perfecto!
— ¿Tienes miedo, Palmerolo?
— Un pocote, creo.
— Con miedo no se puede llegar a ninguna parte. Rompe más bien cualquier círculo y amplía tu
mundo de amigos. Te quieres volver un pluto amigo, cuidado y tu pequeño círculo te agobie y te
ahogue. La plutocracia asfixia.
— No debe ser nada fácil decirse un poeta y tener poco entendimiento como lo es usted. Yo no le
he dicho que quiero un círculo de amigos ricos ¿Por qué hablas de plutocracia?
— Sí. Una riqueza rara. Riqueza miserable. Aparente. Si cierras tu círculo de amigos, pueda que sea
perfecto, pero te va a joder. Sólo vas a escuchar lo que ellos quieran decirte, porque les
conviene, porque te agrada y te envanece. Palmerolo, lee la novela “El Buscón” de Francisco de
Quevedo. Igual te vendrá bien leer “El Lazarillo de Tormes” Los libros no pasan de moda. Son un
vestido por dentro. No te empotreres entre un círculo de caprichos ¡Mira lo que le ha sucedido
al reciente dictador que pudrió Honduras! Creyendo estar entre lo mejor, se rodeó de mierda ¡Y
ya ves el mierdero que nos ha dejado!