Palmerolo y la raíz cuadrada

— Palmerolo ¿Te estás dedicando a la geometría? Te veo muy necio escarbando como si buscaras
la raíz cuadrada en el polvo donde te tienen apersogado.
— ¡Es la raya que busco, Poeta! Y no soy el Grillo, para que me diga, necio.
— ¿Qué raya? ¡No te entiendo ni grillo!
— La raya del enfado. Estoy arrecho. Arrecho, sí, como un grillo sin dormir.
— ¡Qué raro, vos sos un burro tan afable! No puedo leer tus pensamientos. Explicame la raya de tu
enfado… Jejeje ¡Te has llenado de polvo el hocico!
— No, no es raro. Bien sabe que soy arrecho y tiro coses cada vez que puedo. Así que estoy
buscando la raya para deshacer la plancha por los que votamos en plancha para ser traicionados
a la primera vuelta de esquina.
— ¡Dejá de fingir! Si vos no sos elector ¿De dónde te has sacado esa burada? De nosotros dos el
que vota soy yo. Vos sos burro.
— ¿Y cómo votó usted, Poeta?
— En plancha, como llamó a votar el compa Mel y la presidenta Xiomara. Voté disciplinadamente.
Soy del partido Libre. Voté conforme al compromiso partidario, a la institucionalidad. Que eso
son los partidos, instituciones que nacen de la organización popular.
— ¡Esa es la raya que busco yo! La raya donde si votamos en plancha, nadie debe de dividir la
bancada de un partido… Joder la raya.
— ¡Uf! Ya me pusiste a sudar. Ese es un tema candente. Es como si buscaras la raíz cuadrada allí
donde rascás…¡Mejor hubieras hurgado un pulguero!
— ¡Sí! También busco la raíz cuadrada que los humanos no son capaces de encontrar solución a
problemas que los van a agobiar siempre porque no terminan de aprender.
— No te las des de sabiondo, Palmerolo.
— Estoy buscando la raíz cuadrada bajo el polvo de donde me tienen apersogado.
— ¿Bajo el polvo?
— ¡Pues sí!, rasco, escarbo, aspeo en el polvo porque no puedo rascar en las neuronas del cerebro
de ustedes los humanos ¡Porque la verdad, no los entiendo!
— ¿Qué de nosotros no entendés?
— Por qué son tan ignorantes. Humanos ignorantes que dicen una cosa y hacen otra. Se
contradicen en los hechos balbuceando palabras vacías.
— Me tenés en la luna… no me digás ignorante si yo soy quien te enseñó a leer.
— ¡Sí, verdad! Pues ayer usted me mandó a leer el Buscón de Quevedo. Hoy lo mando yo a leer
sobre la República. Lea de política, Poeta. Usted al parecer desconoce lecturas importantes.
— ¡Jolín, Palmerolo! Explicame esa raíz cuadrada.
— Honduras es una república. La república descansa en instituciones. Tres poderes. Los poderes
emanan del pueblo a través del sufragio, que se ejerce mediante instituciones: los partidos
políticos.
— ¡Sí! Ese es el principio de la armonía social. Gente que se organiza en instituciones políticas y
que no actúa por cuenta propia, por eso deposita en instituciones partidarias su voluntad.
— Entonces los individuos que están a la cabeza de la república representan la soberanía del
pueblo, no a través de individuos, sino de instituciones. Los partidos políticos.
— ¡Sí!
— ¿Entonces?
— ¡Entonces! ¿Qué?
— ¡Si serán babosos ustedes los humanos, Poeta!
— ¿Babosos?
— ¿Cómo los diputados pueden estar poniendo en riesgo un poder del Estado? ¿Por qué existe una
facción que no atiende las directrices de su institución política y se une con quiénes no debe?
— Me dejás perplejo ¡No sé qué responderte! Es cierto. Los diputados creen que los votos son
personales, pero en realidad son votos institucionales. El pueblo confía en una institución
política.
— Esa es la raíz cuadrada.
— ¿Sí?
— ¡Sí, Poeta! Un diputado no está a titulo personal. Representa un pueblo. Y lo representa a través
de un partido político. Sin los partidos políticos no hay institucionalidad democrática popular.
— ¿Y qué?… somos humanos, simplemente, humanos.
— ¡Poeta!
— ¿Cómo? ¿Qué exclamación es esa?
— La República no es un potrero de burros y el Congreso no puede ser un Establo.
— Casi te entiendo… pero me duele que un burro piense mejor que los ciudadanos.
— Si un diputado es desconocido por un partido que lo llevó en sus planillas, debe de ser sustituido
por un suplente en el Congreso, alguien designado por la ciudadanía confiando en su partido
político.
— ¡Sí! Esa es la institucionalidad. Una institución fortalece a otra. No los individuos, las personas,
creyendo que están allí por cuenta propia.
— Jijijijiji
— ¡Palmerolo! Al parecer los burros tienen más claro el panorama.
— Un diputado es un representante del pueblo, sólo si lo acredita otra institución: un partido
político…. ¡Ordenen su sociedad, poeta! Son ustedes los que debe encontrar el sentido de la
raya y poner orden en la casa del pueblo ¡Qué humanos estos! Me celebro de ser burro.

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