Mi patio se baña de sol,
viste de lluvia su pedrería
y se convierte en un jardín con biblioteca,
una biblioteca jardín,
fojas de parras,
hojas de libros,
ojos de sabios
y brotes de estomas como ventanas
de millones de horizontes
respirando la vida.
Mi patio es libre en la libertad de los libros.
Aquí se asientan silenciosas mis palabras
que no me atañen sino sus caprichos,
son del viento interior en los suaves
conceptos apegadas al fundado amor
con alma de compasión
que me regalan las palmeras
y las caracolas de efusiones
a manera de bichos de jardín,
de besos
y cabriolas con alas.
Sapos y tortugas,
avecillas
y églogas mayas
del detalle de la piedra y la madera,
dictan una pausa en la partitura de la contemplación.
Desván delgado de la esterilla del tiempo
al que concurre la amistad
grata de la sonrisa franca,
este patio
es un asomo de rio y montaña,
ariscas mímicas
y musitar del paladar del espacio y sus sigilos
concedido por los luceros.
Sé que soy su pertenencia
y él es mi gozo,
lo demás,
se va o queda en el eco.
7 de enero 2014.